Poza Rica, Ver.- (Vanguardia de Veracruz).- Con actividades que van desde vender dulces hasta poner uñas, decenas de jóvenes han logrado costear sus estudios universitarios. La falta de recursos los ha obligado a buscar alternativas para generar ingresos, pero sin descuidar su preparación académica.

De acuerdo con los estudiantes, vender dentro de las universidades no está prohibido, por ello quienes aprenden, dedican los recesos o ratos libres para vender dulces, galletas y hasta alimentos a sus compañeros.

Esta actividad ha sido duramente criticada por directivos de la Universidad Veracruzana y, a petición de personal de la cooperativa, implementaron filtros de revisión para impedir que se ingresen productos; como consecuencia, los alumnos que ejercen este oficio como modo de subsistencia, se plantaron afuera de las instalaciones; decenas de universitarios se sumaron a esta protesta al considerar que atentaba contra los derechos de sus compañeros.

Quienes venden en el interior de las escuelas defienden que se trata de una forma de obtener dinero; “estamos por más de 10 horas en la facultad, no es posible tener un trabajo de medio tiempo, tenemos necesidades y ganas de superarnos”, señalaron.

La venta de alimentos e incluso prendas de vestir y artesanías, ha permitido a los jóvenes pagar libros, material didáctico, alimentación, pasajes y hasta renta de cuartos; los alumnos apuntan que esta actividad no es sólo de una facultad, en todas las unidades académicas de la UV esta práctica es común.

“Es grave ver que la misma escuela nos impida ejercer una actividad que nos permite seguir estudiando, pero más grave es inventar que intentamos meter sustancias prohibidas sólo para denostar nuestra actividad que es honrada y no viola ninguna ley”, señaló Alexis, quien asegura que con esta práctica varios jóvenes han logrado ser médicos, maestros, ingenieros, abogados y arquitectos.

Además, advirtieron que el 80 % de los estudiantes universitarios no goza de becas, por ello su esfuerzo debe ser mucho mayor; “si no hiciéramos esto, muchos de nosotros ya habríamos dejado la escuela y no queremos eso”, agrega Alexis, estudiante de la UV.

Según una investigación de la organización Educación con Rumbo, en México, 5.2 millones de estudiantes de todos los niveles educativos no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021; 2.8 millones fueron hombres y 2.6 millones mujeres.

La entidad veracruzana ocupa los primeros lugares en deserción escolar, mayormente en universidades. Los factores que más influyen son: problemas económicos; falta de recursos materiales o la necesidad de trabajar; problemas personales; dificultades en el aprendizaje; desinterés y desmotivación.

No obstante, también problemas familiares como el embarazo a edad temprana, unión libre, problemas que afectan psicológica y emocionalmente al alumno; en tanto que la desigualdad, lejanía del centro educativo y ubicación en una zona insegura, también influyen.

Competencia desleal: cooperativas

Tras el paro que hicieron estudiantes de la UV en la Facultad de Ciencias de la Salud, el tema dividió opiniones, pues si bien la mayoría se solidarizó con los alumnos y entendieron que se trata de una actividad económica que les permite apoyarse con su manutención ante la falta de una beca, también surgieron versiones de dueños de cooperativas que advierten que los universitarios que venden son una competencia desleal, que no pagan impuestos y que están fuera de control.

Además, los docentes opinan que a la escuela “se debe ir a estudiar”, por lo que los estudiantes señalaron que la universidad no puede prohibir esta práctica, no sólo porque se ejerce fuera de horario de clases y sin afectar a terceros, sino también porque dentro del estatuto de alumnos no está contemplado como algo ilícito, además de que todo lo que venden en las cooperativas es hasta tres veces más caro del valor normal, por eso los mismos alumnos prefieren, entre ellos, hacerse el gasto.

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