Poza Rica, Ver.- (Vanguardia de Veracruz).- Respirar gases contaminantes y humo proveniente de crematorios es algo común para los habitantes de la colonia Villa de las Flores, esto gracias a que cerca de ese sector hay 3 crematorios que todos los días incineran cadáveres.

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Aun y cuando sus dueños dicen contar con sus documentos en regla, y que sus actividades se encuentran dentro del marco legal, los residentes cercanos han denunciado hasta el cansancio que la emisión de gases pone en peligro su vida y la de personas vulnerables.

En Villa de las Flores los afectados han solicitado a las autoridades que regulen las actividades en estos hornos crematorios, incluso han armado manifestaciones, pero no pasa nada.

Las consecuencias de respirar gases y aire con alto grado de contaminación, han causado casos de asma y otras enfermedades en menores de edad, principalmente; de esta situación ya tiene conocimiento el dueño de uno de estos negocios denominado Funerales y Crematorio Rivas.

Sin embargo, si la situación ya era grave mientras operaba el crematorio Rivas y el otro denominado Mauricio J. González, todo empeoró cuando instalaron otro de nombre Casa Funeraria y Crematorio Rivas. Misteriosamente la Secretaría de Salud no ha intervenido por medio de la Jurisdicción Sanitaria 3, pese a que la salud de cientos de personas se encuentra en riesgo. ¿Qué espera para investigar estos casos?

CREMAN HASTA DE MADRUGADA

A medida que el número de muertos aumentaba en Poza Rica, estos crematorios prácticamente se saturaron y hasta la madrugada o incluso las 24 horas cremaban cuerpos. Según los testimonios de los vecinos, fue tanta la demanda de estos negocios que elevaron sus costos a más del doble debido a que la mayoría de los fallecidos por coronavirus fueron cremados.

Otros, como crematorio Los Ángeles, establecieron un sistema de precios basado en el peso y volumen del fallecido, es decir, mientras más pesaba la persona el costo aumentaba considerablemente.

Estas empresas prácticamente operan sin control alguno de las autoridades por la sencilla razón de que la Ley General de Salud concede a los ayuntamientos la entrega de estos permisos, muchos de ellos conseguidos bajo tráfico de influencias. Sin embargo, no hay especificaciones y por ello, cualquiera tramita una licencia de crematorio, ya que sólo se necesita visto bueno de algunos funcionarios, aun y cuando no cumplan con los requisitos.

Otras de las funerarias que han aumentado sus precios y lucran con la tragedia ajena, son Caro Benavides, El Edén, San Francisco, Rivas, Santa Mónica, Memorial, Funeraria Aguirre, La Piedad, Funerales Los Ángeles, que ante la complacencia del sector salud operan y manejan cadáveres sin las mínimas precauciones, también incumplen con los documentos en regla; lo único que importa es vender.

MALA CALIDAD DEL AIRE

Sistemas de medición de calidad del aire como el de la Universidad Veracruzana ubican a Poza Rica como uno de los municipios donde existe una grave contaminación ambiental y el aire que se respira no es de calidad.

Esto tiene que ver no sólo con las emisiones de vehículos o por la industria petrolera de la ciudad, también con la emisión de humo y gases de los crematorios que, indudablemente, envenenan la salud de los pozarricenses.

ANARQUÍA TOTAL DE FUNERARIAS

Los establecimientos funerarios que operan en la ciudad violan lo establecido por la norma oficial mexicana NOM-036-SCFI-2016, que regula prácticas comerciales, requisitos de información y disposiciones generales en la prestación de servicios funerarios.

Por ejemplo, las que se establecieron en los últimos 3 años a las afueras del hospital regional no cumplen completamente con las reglas ni siquiera de protección civil; otros de estos negocios fueron instalados sólo por la creciente demanda de servicios a causa de coronavirus, pero ni siquiera cuentan con documentos en regla ante el SAT, como Funerales San Francisco.

Las empresas funerarias están obligadas a contar con sus licencias, permisos, autorizaciones, aviso de funcionamiento y demás documentación que establezcan las leyes que regulen las actividades que comprenden los servicios funerarios.

Además, deben contar con vehículos adecuados para la realización de traslados de cadáveres, autorizados y de conformidad con las disposiciones aplicables; el uso de estos vehículos será exclusivo para trasladar cuerpos y en materia de personal deben contar con suficientes trabajadores y calificados para el manejo de cadáveres y restos humanos, algo que no siempre ocurre pues contratan a cualquier persona sin experiencia y la mayor parte del tiempo acosan a familiares de enfermos afuera de hospitales, con tal de que les contraten los servicios en caso de que su familiar muera, algo que la NOM prohíbe.

Los principales problemas de las funerarias radican en la violación a las leyes sanitarias, así como el incumplimiento de permiso, pero también saltan a la vista los precios elevados en sus servicios. Muchas veces los familiares se ven obligados a contratar de manera forzada sus servicios o de lo contrario retienen los cadáveres, como el caso de Caro Benavides, que por trabajar con ayuda del Ministerio Público se da el lujo de subir el precio hasta 50 mil pesos cada servicio legal, es decir, donde la autoridad intervino para conocer causas del deceso.

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