Poza Rica, Ver.– (Vanguardia de Veracruz).– La cárcel se convirtió en el hogar de Adelina, una mujer cuyo verdadero nombre no revela, pero que desde el 2018 fue sentenciada a 120 años de cárcel, por participar en un secuestro. La familia de ella asegura que lo hizo por necesidad, ya que como madre no tenía otro empleo, pero sí un hijo que mantener.

Originaria de Poza Rica, Adelina fue detenida en el 2017, cuando la policía armó un operativo para rescatar a una víctima de secuestro, la cual fue localizada sin vida, y la operación concluyó con la detención de la mujer y 3 personas más acusadas de secuestrar y matar a un hombre. Ese mismo día fueron llevados ante las autoridades; después un juez ordenó que ingresara a la cárcel.

Más de un año después fue hallada culpable, pues era quien se encargaba de cuidar y dar de comer a la víctima, según relata la familia.

La mujer, sentenciada a 120 años de cárcel, es madre de un niño de 4 años, pero al interior de la prisión volvió a embarazarse; su segundo hijo tiene ya dos.

La familia de la mujer presa accedió a ser entrevistada para visibilizar que varias de las que se encuentran ahí cometieron un delito por necesidad; casi siempre por tener hijos u otros familiares que mantener.

“Ella era madre soltera; se había quedado sin trabajo desde hacía dos meses, y el niño se enfermaba mucho. Después nos dijo que ya le habían dado trabajo y que después se iba a ir de la ciudad, nada más que le pagaran, pero no nos dijo en qué”, asegura la familia.

Sin revelar más detalles al respecto, la mujer que narró la historia asegura que desde un principio les advirtieron que Adelina no saldría de la cárcel y que no gastaran tanto en abogados, pues el delito de secuestro era el más grave. “Mínimo le van a echar 50 años”, les decían; sin embargo, no era nada comparado con la condena que recibiría.

El día decisivo fue cuando la trasladaron del reclusorio a la sala de juicios. Tras varios interrogatorios, ella y sus presuntos cómplices fueron declarados culpables. Un día después la familia supo que la habían condenado a 120 años de cárcel.

“Pues yo sólo quisiera que hoy, que es día de las madres, las mujeres piensen antes de meterse en algo así, que a veces lo fácil puede llevarte al error más grande (sic). El niño crece y es difícil decirle por qué su mamá está encerrada; no tengo palabras, ya no la verá salir. Ella está muy lejos”, dice su madre, quien actualmente cuida al mayor de sus nietos.

“Ya me dijo que pronto me van a traer al otro, porque sólo los dejan tener allá adentro hasta los 3 años; ya le dije que no se vuelva a embarazar, porque la responsabilidad va a ser para mí”, agrega.

En febrero del 2021, todas las mujeres que se encontraban presas en Poza Rica fueron enviadas a penales del estado; principalmente a Amatlán de los Reyes, luego de que la Comisión de Derechos Humanos advirtió violaciones, pues el centro penitenciario de esta ciudad no contaba con espacios destinados exclusivamente para ellas.

Por su parte, el Observatorio de Prisiones advirtió que en Veracruz no hay servicios especializados consistentes en áreas de maternidad; así como espacios para educación temprana de los y las niñas, a pesar de que el estado se ubica como uno de los que más menores posee viviendo en prisiones junto con sus madres.

Adelina forma parte del grupo de mujeres que reconoce haber cometido un delito, pero lo justifica en la necesidad de mantener a sus hijos, por ser madres solteras o simplemente por el fenómeno del desempleo; no obstante, quienes cometen el delito de secuestro no pueden recibir algún tipo de beneficios por buen comportamiento, como en otros.

En esta fecha, la mamá de Adelina asegura que hay ocasiones en las que madres y padres fallan en la educación de sus hijos; ella considera que educó bien a su hija, pero se detiene a pensar “que algo falló”.

“Ojalá yo muera antes, porque no soportaría que mi hija se muriera por allá, en una cárcel, lejos y sin poder decirle adiós a sus hijos. Todos cometemos errores, y ella lo está pagando muy caro; lo que quiero es que la gente no juzgue, sólo que haga conciencia…”, finaliza.