Por Leonardo Zaleta

Cronista de Poza Rica

El jueves 28 de octubre de 2021 falleció en Cancún, Oscar Cadena, comunicador social que imprimió un nuevo derrotero al periodismo de investigación y de denuncia, allá por los años 80 y 90 del siglo pasado. Con este motivo, en mi archivo busqué fotos, documentos, y recuerdos imperecederos:

Así encontré que: el gobierno del Estado de Quintana Roo, a cargo del Lic. Roberto Borge Angulo, para conmemorar la fundación del municipio de Benito Juárez, convocó a 24 cronistas de la república mexicana para que participaran el 20, 21 y 22 de abril de 2015 en el evento  “Cancún. Año 45”, en el que cada uno leyó un trabajo que se compilo en el libro “Fundación de ciudades en México”.

Recibí la invitación para participar. Leí mi texto sobre la historia de Poza Rica en el Foro que se celebró, y asistí a todos los eventos programados, uno de ellos con la presencia del gobernador. Me obsequiaron (al igual que a mis compañeros de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas), la réplica de una escultura prehispánica, con una placa en la base: “45 Aniversario de Cancún. Leonardo Zaleta Juárez. Huésped distinguido”.

La presidenta municipal de Puerto Morelos nos ofreció una deliciosa comida en la playa, perfil del mar Caribe con distintos tonos azulados, verdosos y transparentes.

Causó una inmensa alegría un anuncio inesperado: La entrevista que en XHCCU Canal 13 de la televisión local, haría a cada uno de nosotros, el destacado comunicador de fama nacional Oscar Cadena. Fue una sorpresa saber que residía en Cancún.

Oscar Cadena, chilango robusto, inició la que sería una larga trayectoria en el periodismo en la década de los 70.  Pero el despegue como reportero televisivo lo marca su entrada al Canal 13 de IMEVISION en 1980. Su programa “Cámara Infraganti”, testigo de innumerables historias en la línea del periodismo de investigación y denuncia, fue un fenómeno.

Armado con una cámara de video, sus tirantes icónicos que envolvían su monumental humanidad, en ocasiones eran un par de cintas métricas habilitadas para medir todo lo que captara su mirada escudriñadora, que lo hacía singular y simpático.

Lo mismo registraba al agente de tránsito en el momento de recibir un soborno, el diputado dormilón en la Cámara, la fábrica contaminante del ecosistema, o el político que despreciaba el saludo de la gente humilde. Sus reportajes planteaban controversia cuando entrevistaba a personajes de la vida pública, o cuando se refería a la compleja problemática política y social, desde una perspectiva contundente, irrefutable.

Oscar ya formaba parte de la empresa TV Azteca. Realizó un programa en San Juan Ixhuatepec, Estado de México, donde el 2 de noviembre de 1984 explotaron unos taques de gas en las instalaciones de Petróleos Mexicanos, produciendo más de 500 muertos y un centenar de heridos, lo que conmovió a la opinión pública.

Micrófono en mano y cámara al hombro, entrevistó a funcionarios, vecinos y gente indignada, que aportó un cúmulo de señalamientos. Unos denunciaban sabotaje, otros, falta de mantenimiento. Apuntaba consecuencias del siniestro que causaron gran revuelo.

Al difundir este hecho noticioso aumentó considerablemente el rating de la emisión. Oscar era un analista agradable, valeroso y culto. Su imagen en las pantallas era un imán para millones de seguidores.

Ante esta abrumadora audiencia, en 1988, Televisa, en manos del Tigre Emilio Azcárraga Milmo lo incorporó a su elenco. Le leyó la cartilla: No meterse con el presidente, el ejército y la virgen de Guadalupe. “De ahí en fuera, pártele la madre al que se te antoje”, autorizó.

Y en esa línea de denuncia se revitalizó el programa “Cámara Infraganti” en el Canal 2. En este formato incluyó el segmento “Sopa de videos”, con las innumerables aportaciones que el público enviaba con situaciones chuscas y se difundían con éxito. Dondequiera que se parara causaba tumultos, desquiciaba el orden.

En 1998, se fue a radicar a Cancún. El nivel del mar iba a ser un bálsamo para las complicaciones de salud que lo aquejaban. Sobreponiéndose y cuidándose, reinició su trabajo. Abrió Encadenados, y el programa “Oscar Cadena El Infraganti”, recobró los primeros planos de popularidad.

Así lo conocí, profesional, analista talentoso, optimista y sencillo. Tenía una facilidad asombrosa para provocar el diálogo. No había necesidad de zarandear la memoria del interlocutor, la información manaba fluida, tersa, sin reticencias ni ocultamientos.

En los medios electrónicos el tiempo es un tirano. Nos asignaron un segmento de 4 o 5 minutos, no recuerdo, por cronista. El orden, la capacidad de síntesis y la amenidad juegan un papel importante para captar el interés de la audiencia.

La presentación tenía que ser escueta: Soy Leonardo Zaleta, cronista de Poza Rica.

De inmediato Oscar comentó. “Poza Rica, yo estuve ahí en el teatro de los Petroleros allá por 1993 o 94. Hace mucho calor. Me acompañó mi amigo Sergio Basáñez, y él invitó a una compañera actriz”. De inmediato capté su colmillo retorcido. Él era la atracción de la taquilla. Sergio, el bocado para que las féminas se echaran un taco de ojo, y la hermosa jovencita, para que los varones pecaran con la mirada.

Me preguntó:¿Por qué se llama Poza Rica”. Porque era una poza del río Cazones rica en peces desde tiempos ancestrales, le contesté. Quedó asombrado. ¿No por el petróleo? ¡No!. Rio de buena gana. A partir de ahí le interesó saber que, la compañía petrolera El Águila, se mudó a la ranchería de Poza Rica, en el kilómetro 56 de las vías del tren Cobos-Furbero, en diciembre de 1932. En diciembre de 1936 ya era Congregación. Los inmigrantes elevaron  la población al amparo de Petróleos Mexicanos. El 20 de noviembre de 1951 se independizó de Coatzintla, y emergió el municipio cosmopolita de Poza Rica de Hidalgo, campo productor No. 1 en el país y la ciudad más importante del norte veracruzano.

La ubicación de Poza Rica, según el maestro Melgarejo, es donde la Huasteca y el Totonacapan hacen esquina, río Tuxpan de por medio, abundé. Ahí se puede degustar un zacahuil de cerdo y maíz horneado como de metro y medio de largo, o unos exquisitos bocoles con queso. ….Los visitantes disfrutan las playas de Tuxpan, Tecolutla y Cazones, o El Tajín. En esta ubicación de privilegio se baila lo mismo un cadencioso danzón que un huapango con versos de amor o picardía, al gusto del cliente…Es un parador turístico de primera categoría, propicio para la inversión. Y los minutos se agotaron pero no el tema.

Años después, algunos asistentes me comentaron que aquella tarde el público colmó el Teatro Social y se acomodó como pudo en los pasillos. Afuera, una muchedumbre eufórica no pudo entrar. Sergio Basáñez Rodríguez, nuestro coterráneo, en ese tramo era el galán joven de las telenovelas del Canal 2. La exhibición de unos videos chuscos causó regocijo. El evento duró dos horas.

Entre una y otra de las entrevistas, había un resquicio para intercambiar algunos comentarios con Oscar: remembranzas, anécdotas, tropiezos y satisfacciones.

Le comenté: Según Saldaña (Jorge), la política es un arte: Entusiasm-arte, engañ-arte, rob-arte y finalmente ching-arte. Soltó una carcajada. En un momento de reflexión, comentó: “A veces el ser humano no quiere que le resuelvan sus problemas sino que se le escuche”. Su código era darle voz a los olvidados. Mirando el horizonte musitó: Cada día hay que renovar el pacto con la vida.

Nos dimos un afectuoso  abrazo y nos despedimos como viejos amigos. La cámara infraganti acostumbrada a disparar cañonazos tomaba un reposo muy merecido. Era el arma que metía en cintura a algunos personajes de la vida pública, ante la complacencia de la gente de a pie, que lo colmaba de respeto, agradecimiento y bendiciones.

El 3 de agosto de 2015 coincidimos en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, durante el XXXVII Congreso Nacional de Cronistas Mexicanos. El evento fue interesante por la temática que se abordó y la participación de los compañeros. Nos saludamos con alegría y Oscar me entrevistó en el parque.  Nos tomamos un café y platicamos largo y tendido. Pero esa es otra historia…