Poza Rica, Ver .- Tres mandos de la policía municipal se juntaron la madrugada de este martes y no precisamente para atender la inseguridad, más bien para terminar de rapiñar un camión robado propiedad de la empresa Coppel que fue abandonado y, según vecinos, los policías terminaron de saquearlo.

El camión propiedad de la empresa Coppel fue robado en la bodega ubicada sobre la carretera Poza Rica-Cazones, justo a la altura del fraccionamiento Tajín.

Ahí, sujetos desconocidos sometieron a los guardias de seguridad y al chofer, para llevarse el camión repleto de muebles y demás mercancía.

Lo raro del caso es que, según los empleados, los delincuentes los golpearon con tal brutalidad que no podían ni moverse, pero a la hora de ser entrevistados no presentaban ni un rasguño. También es sospechoso que pese a que los hechos ocurrieron desde las 19:00 horas, los trabajadores dieron aviso a las autoridades más de 2 horas después.

Fue hasta las 10 de la noche que la policía estatal monto un operativo, pero no hubo rastro de la unidad.

No obstante, a las cero horas de este martes la Policía Municipal halló el camión en la calle Río Huitzilapan, casi esquina con Río Tuxpan de la colonia El Mollejón; desde ese momento, la actitud sospechosa de los policías hizo dudar a los vecinos. Algo malo ocurría.

Una mujer, quién dijo que en redes sociales ha sido testigo de detenciones arbitrarias y toda clase se abusos, señaló que los policías se apresuraron en abrir la unidad y mandaron a traer al menos 5 patrullas más. “Algo se llevaron, si no, no hubieran mandado a traer tanta patrulla. ¿Cómo para qué?”, cuestiona.

Y en efecto, lejos de asegurar la unidad boletinada como robada y ponerla a disposición de la Fiscalía para que un perito verificara en qué condiciones se encontraba y que había en su interior, los policías cegados por la ambición y curiosos por ver qué rescataban, abrieron la caja y alteraron la escena.

Pero esta vez los abusos de la Policía Municipal sobrepasaron los límites, pues cual viles delincuentes se unieron para rapiñar la unidad y después al saberse descubiertos por vecinos y por Vanguardia de Veracruz, decidieron acordonar el área para impedir el acceso o tomar fotos; más tarde, sin ni siquiera sentir vergüenza se retiraron del sitio.

Pero lo curioso es que este “operativo” fue encabezado por el mismísimo comisario Jonathan Iván Mota Ávila, mejor conocido con el distintivo “Alfil”, quien a bordo de unidad PM-230 arribó para ver qué le tocaba.

Pero no fue el único que arribó a pararse el cuello, también acudió David Castillo conocido con el distintivo “Chino”, quién es supervisor de turno; este llegó en la unidad PM 228.

En tanto que Efigenio Jiménez Bernabé, el flamante comandante de sector con distintivo “Tiburón”, sin perder el tiempo llegó en la patrulla 231 y al igual que sus compañeros literalmente se afilaba los dientes por encontrar algo.

Es de mencionar que el comandante “Tiburón” es quien ha tenido la osadía de encabezar operativos para detener a quien se deje. En Poza Rica parece ser más grave orinar en la calle, una actitud sospechosa y embriagarse en vía pública que cometer extorsión o matar a alguien. Porque mientras las celdas de la municipal lucen llenas de borrachitos, los policías parecen esconderse de los verdaderos infractores de la ley.

Definitivamente algo pasa en Poza Rica que la gente tiene más miedo a la policía que a los mismos ladrones; y es que, en tiempos de crisis, caer en manos de los municipales significa pagar por lo menos 5 mil pesos y en el peor de los casos, les clavan la uña hasta con 11 mil.

Como nunca antes, en la Policía Municipal suceden abusos y no sólo se trata de las detenciones arbitrarias a personas ebrias o sospechosas en la calle. A estos elementos les basta un uniforme para usurpar funciones del Ministerio Público pues se tiene documentado que todo vehículo que encuentran no lo dejan a disposición de la FGE, más bien, aprovechan para negociar su liberación; cobran de 10 mil a 15 mil pesos para entregarlo a sus dueños cuando estas funciones son exclusivas del Ministerio Público. Así es el lucrativo negocio que encabeza el comisario “Alfil”.

Con total descaro y evidenciando su ambición, la Policía Municipal ha creado su propio corralón que se encuentra en el patio de la comandancia y ahí estacionan los coches mientras negocian su entrega.

Los mismos policías confirman que Jonathan Iván Mota Ávila, alias el comandante “Alfil”, es quien ordena este tipo de abusos. Esto está fuera de control. ¿A caso sabrán estos servidores públicos que están de paso y que el poder que hoy ostentan tarde o temprano se acabará?

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