Poza Rica, Ver. (Vanguardia de Veracruz). -El 15 de mayo se celebra por decreto el día del maestro, en este día, pero de 1917 cuando era presidente don Venustiano Carranza, dos diputados enviaron al Congreso de la Unión una iniciativa para reconocer la noble labor social del maestro, de esta suerte el primer día del maestro se celebró al año siguiente en 1918.

México ha sido un semillero de grandes maestros como José Vasconcelos Calderón, Guillermo González Camarena, Justo Sierra, Rosaura Zapata, Juan José Arreola Zúñiga, Eulalia Guzmán, Enrique Conrado Rébsamen -este último era extranjero, pero hizo una gran labor docente en nuestro país. A nivel local hemos tenido a destacados educadores como el Profesor. Agustín Olivares Hernández, Teodoro Cano García, Rafael Pérez López, Homero Quiroz García, Abelardo Ibarrea Salaia, Rafael Ramírez Castañeda, Marcelo Ramírez Ramírez, María Esperanza Morales, Carlos Arturo Carrillo entre otros.

Los cinco primeros en alguna etapa de mi vida tuve la oportunidad de entrevistarlos, el resto se quedó con mi gran admiración y respeto.

La vocación, la paciencia, la creatividad, la dedicación, la disciplina, la prudencia y la empatía siempre han sido las cualidades más importantes para propiciar el aprendizaje, requisitos también en la información del ser humano y en la construcción de nuestra sociedad. Si la escuela es nuestra segunda casa, los maestros son nuestros segundos padres…

El maestro humilde, atento, respetuoso, educado, siempre de mente abierta, comunicativa, disponible y motivadora, es el que se lleva las palmas en la vida de todos los niños y jóvenes que luchan por obtener las herramientas para enfrentarse a la vida.

Por eso aquel 15 de mayo me pareció interesante platicar con uno de ellos, con un hombre sencillo y talentoso, frente a mi estaba el profesor, el docente, el político, el luchador social, el padre de familia ¿los temas que tratamos­? Muy variados, hablaba de su infancia, de sus carencias, de sus anhelos, de sus sueños y esperanzas allá en su siempre bella Ciudad de Misantla, era el profesor Juan Nicolás Callejas Arroyo, quien explicaba con pormenores las causas por las que emigró de su terruño, su arribo a la normal de Perote, su breve estancia en Guanajuato y la realización de su gran aspiración en la vida: ser profesor, lo que aconteció en el estado de Michoacán; aquí el tono de su voz cambió y su manera de hablar se hizo reflexiva, comentó sus errores y tropiezos, reafirmó sus principios como baluartes en el sindicato magisterial, hizo gala de la anécdota, de lo antes no mencionado, con una narrativa amena, cumpliendo con un solo propósito; mostrarse tal cuál es.

¿Qué nos platica de los días de su infancia?

-Mi niñez no tuvo nada excepcional, me crie y desarrollé con muchas carencias, como tantos niños en aquel entonces… eso sí desde mi tierna infancia aspiré a superar aquel estado de cosas. El Alcoholismo como enfermedad social me atemorizó.

En mi segunda infancia observé como jóvenes de clara inteligencia fueron víctimas de esa enfermedad incurable, progresiva y mortal.

Cuando empecé a tener conciencia comprendí que era necesario salir de mi tierra, con todo y que a veces duele mucho dejar el conjunto de nuestros amores (padres, tíos hermanos) pero repito, era necesario salir, sentía una obligación rebozar los espacios que me limitaban y tenía que arriesgarme, tenía que aventurarme en la búsqueda de mi educación… lo que logré muchos años después… hacía cinco días que había celebrado el 10 de mayo… ¿Un resumen de la autora de sus días, mi estimado maestro?

“Siempre tuve el cariñoso apoyo de mi madre, una extraordinaria mujer que me enseñó a querer mucho a mi pueblo, de ella aprendí que la distancia no siempre significa olvido o ausencia y puedo decir con mucho orgullo que gracias a mi señora madre, soy fiel a mi espejo diario, fiel a mi querencia y fiel a mis principios”­…El maestro se despidió con las atenciones que siempre le caracterizaron; un sol agónico se ocultaba tras los montañas, mientras las sombras diezmaban los últimos rayos de luz de aquel día inolvidable…

“Maestro no es solo el que enseña, sino del que uno aprende más de lo que ignora”.

Por Rafael Martínez Zaleta