Poza Rica, Ver. (Vanguardia de Veracruz).- El día 7 de junio de 1951 se conmemoró por vez primera el Día de la Libertad de Expresión, fecha establecida por los editores de periódicos y el entonces Presidente de la República, licenciado Miguel Alemán Valdés, con el fin de destacar la importancia y trascendencia de una prensa libre e independiente que conviviera con la democracia mexicana.

La libertad de expresión es el derecho a buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito o a través de las nuevas tecnologías de la información, como las redes sociales, que hacen llegar la noticia al instante; la libertad de expresión se encuentra tutelada por los artículos 6 y 7 constitucionales, y el artículo 19 de la declaración universal de los Derechos Humanos; su esencia la radica como un derecho fundamental para vivir en una sociedad justa y abierta en la que se pueda acceder en todo momento a la justicia. El presidente Franklin D. Roosevelt definió cuatro libertades básicas: La libertad de expresión, la libertad de culto, la libertad para vivir sin miseria y la libertad para vivir sin temor.

Se pueden violentar los derechos fundamentales de las personas y se coarta severamente la libertad de expresión cuando por esta causa se comete un asesinato, secuestro, intimidación, amenazas o destrucción de material de los medios, entre otros delitos… los límites de la libertad de expresión -sobre todo para aquellos que deshonran este noble oficio- están comprendidos cuando provocan con ello un daño significativo, ya sea físico o emocional, un daño al nombre, al decoro, al honor, a la reputación, vida privada, pública, profesional, laboral o familiar. Nadie tiene derecho a denigrar a nadie. Contempladas estas negativas acciones en el artículo 20-B-1 constitucional donde se asienta: “A que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa”. Vale la pena denunciar ante la ley a las personas que de estas acciones hacen su modus vivendi y que en sus portales exhiben, enjuician y sentencian de manera arbitraria y caprichosa a cualquier ciudadano.

El derecho a la libertad de expresión es uno de los derechos más consagrados, pero es frenado por la ley, cuando realiza propaganda a favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas por razones de sexo, de raza, color, preferencias sexuales o religión.

Por obviedad, tu derecho a la libertad de expresión termina donde comienza el derecho de los demás, por esa razón, para ejercer la libertad de expresión ”hay que reflexionar antes de actuar y se debe pensar en las consecuencias que pueden tener las palabras que se difunden de manera oral o escrita”, pero aún con todos los riesgos por los que atraviese, sin la libertad de expresión no sería posible que la ciudadanía estuviera informada o al corriente de la vida diaria, o lo que es peor, no podríamos exigir a nuestras autoridades una adecuada rendición de cuentas.

La libertad de expresión implica el derecho de las personas para creer y pensar libremente según sus ideas y convicciones, que aunado al periodismo, es sin lugar a dudas una de las actividades más relevantes y trascendentales que en su histórico devenir ha desarrollando el ser humano.

El periodismo exalta la libertad de expresión cuando informa de manera objetiva, clara, sencilla, imparcial y detallada de todos aquellos acontecimientos importantes que hayan sucedido en el país o en el resto del mundo… por ello, aprovecho este espacio que amablemente me concede Vanguardia de Veracruz para reconocer a personalidades que fueron fieles a la verdad y sus ideales, entre ellos Doña Leona Vicario, Manuel Caballero, Juan Ignacio Castoreña, Joseph Pulitzer, Joaquín Francisco Zarco, John Milton, Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón entre otros grandes personajes que impulsaron la libre expresión y el periodismo.

La prensa no sólo es el arma más poderosa contra la tiranía y el despotismo, sino el instrumento más eficaz y más activo del progreso y la civilización: Francisco Zarco.

Por Rafael Martínez Zaleta