Poza Rica, Ver.- Aunado al cierre de empresas que generaban empleos, miles de egresados de universidades no han podido ingresar al campo laboral por falta de experiencia, lo que les genera una afectación económica también a sus familias, porque invirtieron recursos para costear sus estudios de nivel superior.

En actividades informales, percibiendo salarios muy bajos y sin prestaciones de ley, miles de egresados de escuelas superiores, tanto públicas como privadas, se emplean para mantener a sus familias, muchos de ellos ya con responsabilidad de mantener a sus hijos o esposas.

La falta de oportunidades lleva a ingenieros y licenciados en diferentes áreas a empresas donde no desempeñan ni ponen en práctica los conocimientos aprendidos en las escuelas; estas actividades nada tienen que ver con su formación académica, pero atienden la necesidad de salir adelante.

Cadenas nacionales de tiendas de conveniencias son las que emplean a cientos de estos profesionales, pero con salarios bajos que no satisfacen al cien por ciento las necesidades de los empleados.

Por otra parte, también hay quienes trabajan como taxistas, o aquellos que deciden emprender para alcanzar sus sueños; sin embargo, la crisis económica es generalizada y no hay muchas ganancias, de esto depende también el fracaso de pequeños negocios.

Algunos hasta con maestría

Del total de jóvenes desempleados, hay quienes hasta cuentan con un posgrado, pero eso no garantiza un empleo acorde a su preparación, y sobre todo, a sus necesidades económicas.

Sahid es un egresado de la Universidad del Golfo de México, quien  prefirió, antes de buscar trabajo, seguir su formación académica, así que cursó una maestría con la idea de que sólo de esta manera encontraría un empleo digno, pero no fue así.

“De no ser por mis padres que me han apoyado, no tendría ni para comer; puedo decir que una carrera no garantiza nada, menos una maestría. Hay gente que sin estudios consigue buenos empleos y gente con posgrados que no tiene ni para vivir al día”, refiere el joven.

Como Sahid, hay cientos de jóvenes que decidieron equivocadamente, pues lejos de buscar un empleo y crecer laboralmente, cursaron maestrías que agrandaron el gasto para sus padres y que a la fecha no ven resultados.

“Es impotencia, más que nada, eso; tengo 31 años y no es justo que mis padres me ayuden a salir adelante. Hace un año me fui a Monterrey en busca de empleo, pero la pandemia me hizo regresar para cuidar de ellos. Es desesperante”, narra a Vanguardia.

¿Construyendo el futuro?

Gracias al programa Jóvenes Construyendo el Futuro, impulsado por el gobierno federal, miles de jóvenes en el estado han logrado capacitarse en empresas que ofrecen entrenamiento, para que en determinado tiempo, ya cuenten con la experiencia para salir en busca de empleo.

El proyecto innovador lanzado por el gobierno federal contempla una beca para quienes no cuenten con empleo, pero tengan ganas de aprender. En este grupo de beneficiarios de la Secretaría del Bienestar hay quienes cuentan ya con títulos universitarios, pero nunca habían tenido la oportunidad de demostrar sus capacidades en empresas del ramo; gracias a esto, han logrado capacitar a aquellos que, si bien contaban con conocimientos teóricos, carecían de experiencia o no tenían práctica. Marisol, quien es egresada del Tecnológico de Poza Rica, dijo que fue admitida en una empresa donde aprendió a desempeñarse en el campo de la ingeniería; ahora está lista para trabajar bajo una contratación directa.

Tras buscar el testimonio de autoridades educativas, respondieron que existen programas de seguimiento a egresados, con el fin de que puedan encontrar empleo “tenemos contacto con empresas, ellos nos mandan el número vacantes y nosotros contactamos a los egresados, para que vean si el empleo les conviene”, refiere una docente.

Sin embargo, la situación es muy complicada para los egresados, al grado de que muchos de ellos han recurrido a actividades ilícitas y han terminado detenidos o sujetos a investigación.

Oportunidades, pocas

José Manuel Vidal, quien es técnico en informática, señala que las llamadas ferias del empleo de manera virtual no han sido suficientes para miles de jóvenes y adultos que esperan una oportunidad laboral.

El joven de 29 años asegura que la cantidad de desempleo también se debe a que por la pandemia varias empresas cerraron sus instalaciones, las actividades económicas se detuvieron y las oportunidades se reducen.

En el estado de Veracruz la última feria del empleo se llevó a cabo del 19 al 21 de agosto de este año, con ofertas laborales para 1800 personas, así como más de 50 empresas que abrieron sus puertas; no obstante, las oportunidades son insuficientes ante el despido masivo de trabajadores y los recién egresados de universidades.