Poza Rica, Ver.- (Vanguardia de Veracruz).- El color blanco le acomoda a Jorge Casados Vázquez, bailarín de danza folklórica, huasteca y jarocha, quien busca las aceras y espacios públicos de su tierra, Poza Rica, para mostrar las habilidades que desde niño adquirió. Con la experiencia, ha preferido no depender de una administración pública para proyectarse, por ello advierte la importancia de que el arte debe ser remunerado y dejar de ser utilizado como escaparate político.

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Don Jorge es padre de familia, dependen de él dos hijos que estudian educación media superior y superior. Son su prioridad para cubrir las necesidades económicas que debe cumplir y esto lo ha logrado gracias al arte, al amor por la danza.

Cuenta que, siendo niño, alumno de la escuela primaria “Concepción Fuente” de la colonia Laredo, se “enganchó” con la música y la danza. Cada oportunidad que tuvo la aprovechó para participar en los concursos de actividades artísticas y aunque en su familia no hay antecedentes genealógicos de bailarines, supo que esa era su vocación.

Decidió perfeccionar sus habilidades en la escuela industrial “Concepción Quiroz”, donde se forjan los maestros de danza. Fue parte de dos ballets municipales de Poza Rica y uno del gremio magisterial. Impartió la materia de danza durante 17 años en distintas escuelas públicas, pero la pandemia del coronavirus le impidió continuar.

“Dejé de dar clases y cuando se normalizaron las actividades presenciales me convertí en bailarín folklórico urbano. La gente que me busca me apoya, pero la que no, se pasa de liso. Yo no pido, me pongo a bailar y a quien le gusta me apoya. Me ha servido salir a bailar en las calles para solventar gastos con una hija en la universidad y uno más en la prepa”.

Jorge es de mirada recia, con canas en su cabellera, lo que refleja su experiencia de vida y la forma de marcar el son de su zapateado. Su vestuario, siempre de blanco, con su sombrero de palma del mismo color que le acompaña para portarlo y para recibir una remuneración por el amor al arte.

Fue en ese sentido que, a la pregunta expresa sobre si hay apoyo de gobierno para los artistas urbanos, Jorge respondió que de forma directa no lo ha tenido, pero sí cuenta con la autorización para ocupar los espacios públicos. Incluso, le han prestado la Plaza Cívica “18 de Marzo” para que retome la academia que estaba formando antes de la contingencia sanitaria. Pero advirtió que él dejó de regalar su talento y sus conocimientos porque “si es gratis, la gente no tiene compromiso, ni disciplina. Van cuando quieren y les tiene que costar para que se puedan disciplinar”.

Sobre si es tomado en cuenta por las áreas de gobierno en Cultura, dijo que en algún momento acudió a Casa de Cultura, pero no pudo incorporarse como maestro, ya que le informaron que había espacios completos.

En cuanto a ser parte de la programación de artistas locales en eventos organizados por las autoridades, dijo que en Poza Rica no le ocurre, pero sí en otros municipios, como en Coatzintla, donde participó en la cartelera de las Fiestas de Santiago Apóstol, también ocurrió con el ayuntamiento de Cazones y después en Papantla, tanto en eventos de gobierno y la iniciativa privada, como en reconocidos restaurantes.

“No lo vaya a tomar a mal, pero el arte se tiene que remunerar porque ya no se puede regalar el trabajo y no se puede estar regalando. Y si el municipio me hace una invitación debe realizar una remuneración, ya que en otros municipios me han pagado, porque todo tiene desgaste, tanto el vestuario, los zapatos, las tablas, y se requiere un estímulo”, dijo el bailarín pozarricense.

Aunque en sus venas corre la danza, la docencia, el compartir conocimientos a nuevas generaciones, es otra de sus pasiones, así como el compartir con sus colegas, por lo que pidió extender una petición pública, a través de Vanguardia de Veracruz:

“Les hago la invitación a los ballets que ya no regalen su trabajo porque hay esfuerzo físico y económico que se debe remunerar”, expresó el hombre y padre de familia, quien con sus hijos está logrando la segunda generación de bailarines de folklórico.

Lidia López

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