Poza Rica, Ver. (Vanguardia de Veracruz).- En estados como Tamaulipas y Veracruz las instituciones dedicadas a la prevención, atención al alcoholismo y consumo de drogas en los jóvenes alertan un incremento hasta del 80 % en comparación con años anteriores, y los miembros de la Central de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos expresaron su preocupación ante las estadísticas, ya que se reduce más la edad de menores de edad que se introducen a este consumo.

El alcohol es la antesala para ingerir drogas, advierten miembros de AA, organismo que ha realizado labor en conjunto con el Centro de Integración Juvenil para un combate frontal al alcoholismo y las adicciones.

Dijeron que tan sólo en el estado vecino de Tamaulipas se tiene que menores entre los 9 y 11 años comenzaron el consumo de alcohol, lamentando que en menos de cinco años tuvo una variación esta cifra, cuando sólo se reportaba en jóvenes de 15 años.

En el caso de Veracruz ahora son niños de entre 12 y 14 años que inician con las drogas como segunda experiencia destructiva, cuando el alcohol fue la primera, estimando en AA que esto tuvo origen durante la pandemia por COVID-19.

Otras instituciones como el Centro Estatal contra las Adicciones en Veracruz advierte que el alcohol y el tabaquismo son los transportadores a otras experiencias con sustancias tóxicas.

En su experiencia compartida en AA, Alejandro “N” dijo que desde los 15 años comenzó con el alcoholismo y, pese a que no le gustaba el sabor fue la sensación que le provocaba en el organismo y en su conducta lo que lo motivó a continuar con el consumo.

Era un joven con complejos y frustraciones, pero con el alcohol todo quedaba a un lado, fue el detonante de que “el niño de 15 años” surgiera a la sociedad ya que enfrentaba la timidez, hizo una nueva vida con el consumo porque en su núcleo familiar se había normalizado entre otros familiares que ya tenían adicciones.

Sus padres le reprocharon sus problemas por el alcoholismo a temprana edad, “fue un total desbarajuste en mi vida, según yo tenía complejos, pero con esto fue peor porque todo eso se resolvía si estaba alcoholizado”.

En su sobriedad, Alejandro buscó la ayuda en AA bajo una derrota personal, ya que se quedó solo tras un divorcio y con un peso de 35 kilogramos debido a que no comía, y recibió el cobijo de sus compañeros de autoayuda para que iniciara su recuperación.

“Tuve que admitir que era alcohólico, pero me daba pena y me decían, ¿y cuando tomabas no tenías pena? ¿Y cuando estabas tirado en la calle? ¿Y cuando estabas orinado? Porque así era, y me daba pena que me dijeran que era alcohólico”.

Alejandro, actualmente de 50 años, refirió que era considerado “el borrachín de la familia”, y gracias a las bases sólidas de AA con apoyo de la espiritualidad ha logrado superar esa timidez, por eso comparte su testimonio y le salvó la vida ya que tiene una familia nueva, “gracias a ello se me devolvió la vida”.

Por Lidia López

FACD