Gutiérrez Zamora, Ver.- (Vanguardia de Veracruz).- A veinticuatro años de distancia que una baja presión y la depresión tropical 11 se estacionara en el golfo de México. y que azotara gran parte del territorio veracruzano, en especial este municipio, ciudadanos zamoreños aún tienen en su mente los tristes momentos que tuvieron que vivir en aquellos días, al presenciar una de las peores inundaciones que ha ocurrido en este lugar.

Las personas de mayor edad aún recuerdan aquel 4 de octubre de 1999 cuando comenzó la lluvia, sin que nadie pensara que esta sería de gran devastación para el pueblo zamoreño, donde los habitantes desconcertados no podían creer lo que estaba sucediendo en un ambiente de confusión y desolación, pues no daban crédito a lo que veían.

Con calles convertidas en ríos y el campo en lagunas, a la tragedia se unió la escasez de alimentos, la pérdida de cientos de viviendas y de vidas humanas que, informes oficiales nunca revelaron con exactitud, pues en sólo tres días, el pluviómetro de la Comisión Nacional del Agua registró la caída de 500 milímetros de agua, dejando ciudades y poblados enteros en la más completa incomunicación por las vías carreteras destruidas, además por la falta de líneas telefónicas y que decir de la energía eléctrica, municipios enteros quedaron sin el servicio y todo lo que con ella se maneja.

Según los datos oficiales, en esa tragedia sólo fueron 384 personas las que murieron y 368 mil resultaron afectadas en su patrimonio, generalizaron y la cifra real nunca se conoció tras el paso de las fuertes lluvias que afectaron a Veracruz, Puebla, Hidalgo y Tabasco; además de otras partes del mundo que ese año también padecieron por las inundaciones.

Ríos y lagunas se unieron en un todo, imágenes que se podían ver vía aérea y sentirse en la piel de cada uno de los habitantes que estaba viviendo aquella tragedia; muchos lloraban la pérdida de un ser querido, de sus viviendas, de sus animales pollos, vacas, cerdos, los cuales que veían pasar sin rumbo entre el agua, hay quienes relataron en ese momento que, hasta personas sin vida arrastraba la corriente, aunque esto, a decir de las autoridades fue exageración y mentira, sólo quienes lo vivieron saben lo que vieron en ese terrible día de octubre de 1999.

La magnitud de la tragedia rebasó a las autoridades municipales, a los grupos asistenciales y de rescate de Protección Civil, que apenas estaba en los inicios de sus programas de prevención; al igual que las tres instancias de gobierno, no se daban abasto para cubrir la demanda de los afectados que no pedían, exigían atención ante el desolador momento que les tocaba enfrentar, por lo que se insistía en la ayuda a las instituciones gubernamentales para atender a miles de damnificados.

Después de los fallecimientos por la inundación, al paso de los días vinieron las pérdidas de vida por las secuelas, ciudadanos, algunos médicos y enfermeras, principalmente del sector salud, quienes atendían a las víctimas, se hablaba del rotavirus, que fue uno de los enemigos para quienes ayudaban a levantarse a la gente de entre los escombros, fueron casos tratados con mucho hermetismo, pero que también formaron parte de esa lluvia atípica.

Quienes sobrevivieron al desastre, recuerdan que ese momento que nunca lo olvidarán y que hoy tienen miedo de que vuelva a ocurrir por las constantes lluvias, señalando que la noche del cinco de octubre de 1999 ha sido la más larga de su vida, pues en la oscuridad pasaron horas de terror, al ver el agua entrar a sus casas y arrasar con todo a su paso.

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